
la calle esa que no tiene asfalto, sirve solo para el transito interminable de personas. todos miran hacia adelante, los afortunados portan su banda sonora que logra aislarlos un poco de tanto cruze conversacional. Y yo siempre cerca, como un epicentro, sin poder escaparle todavía.
de noche no está tan mal... de día se suma a la devastación por la obra interminable... pero miro y en la esquina me espera la mejor compañia para una noche así y para otras. La noche de los cuatro cuartos, donde en uno quiero que se desate la tormenta que sea la excusa para quedarse un rato más.
Una y otra vez escuchando esas canciones nuevas que parecen viejas, el desierto estaba cerca y ahí las vívoras abundan. Soñé con un viaje de diez dias que no quiero hacer y con el lugar más gris de la ciudad que se ve demasiado bien.

1 comentario:
cada día me gustan más tus crónicas urbano-fantásticas en primera persona. tienen algo de sensibilidad romántica, algo de pop superficial y algo de desfachatez teen rocker. brindo por ellas.-
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